DÍA I:
Cogemos el avión de AlItalia desde el aeropuerto de Madrid-Barajas sobre las 12:00 de la mañana y en apenas 1 hora y 45 minutos nos presentamos en Milán, bueno más bien en su aeropuerto que está a unos 80 km del centro de la ciudad, así que desde él en autobús. Nos alojamos en el hotel "Atahotel Quark" un magnífico hotel y salimos a comprarnos unos sandwiches en un supermercado para al menos poder comer algo. Después paseamos un rato largo por el centro de la ciudad y sobre las 7:00 p.m. ya estamos de nuevo cenando por supuesto pasta en el restaurante Galiano. Además, después de la cena, volvemos a pasear por Milán, esta vez ya de noche viendo el Castillo, La Galería, El Duomo y ese gran ambiente que tienen las grandes ciudades a pesar de ser lunes por la noche.
DÍA II:
Nos levantamos a las 7:30 de la mañana, desayunamos en el hotel y nos dirigimos de nuevo al centro de Milán, para ver de día y entrando a El Castillo, El Duomo y saborear el ambiente de idas y venidas por Las Galerías, La Plaza de la Scala, etc. Comemos en Milán y después nos trasladamos a Verona donde llegamos tras unas dos horas de viaje aproximadamente. En Verona visitamos La Arena (Coliseo Romano), y por supuesto la famosa casa de Romeo y Julieta donde las paredes están decoradas con chicles y papeles escritos. Desde Verona, otras dos horas de viaje hasta Venecia, bueno más bien hasta Jessolo porque lo de dormir en el centro de Venecia resulta complicado y muy caro. Allí nos alojamos y salimos a cenar. Después de cenar hemos ido hasta el puerto de barcos que te llevan hasta el verdadero Venecia. Y de noche traspasando islotes hemos llegado al paraíso italiano. Hemos visto alumbrado San Marcos, El Campanario, El Palacio Ducal, y hemos andado a través de sus calles y puentes hasta llegar a Per Rialto. En la Plaza de San Marcos había músicos húngaros tocando y con el ruido de fondo de agua y la vista de La Catedra, quedaba maravilloso. Pero había que volver de nuevo a los embarcaderos y regresar a Jessolo para dormir.
DÍA III:
A las 7:45 h de la mañana nos levantamos y desayunamos. Viajamos de Jessolo a Venecia en el mismo recorrido de anoche en barco y a la llegada a Venecia, con mucho frío, subimos a las famosas góndolas, que nos adentran en sus curiosos y sorprendentes canales. Gondoleros guapos, cantantes y tocando el acordeón, barcas amarradas en los embarcaderos "garajes" de las casas y pisos bajos vacíos porque el agua puede llegar a cubrirlos en cualquier momento, de ahí, que la gente viva en los pisos superiores. Muy curioso resulta también ver a los taxis venecianos, pues no, estos nos tienen ruedas, sino que van a motor sobre el agua. Después del paseo en góndola, recorremos de nuevo lo más emblemático de Venecia, como es la Plaza de San Marcos, El Palacio Ducal, Puente Veccio, etc. Comemos en uno de tantos restaurantes perdidos entre sus callejuelas a las que probablemente sería incapaz de volver porque la sensación de desorientación es enorme en esta ciudad y tras la comida visitamos por dentro La Catedral, oscura y con el suelo levantado por el agua que de hecho esta mañana la catedral estaba cerrada porque había entrado agua por su puerta principal. También visitamos La Iglesia de La Salute al otro lado del canal ancho, tomamos café y regresamos al embarcaderos para tomar el barco de vuelta a Jessolo.
DÍA IV:
Día de viaje desde Jessolo y madrugón a las 6:30 de la mañana. Primero con destino a Padua donde paramos para ver su gran plaza de estatuas y su iglesia de San Antonio de Padua. Continuamos el viaje hasta Florencia donde comemos nada más llegar y después recorremos sus calles, El Duomo, muy adornada su fachada con mármoles llenos de color verde, blanco y rosa con una preciosa cúpula pero muy poco llamativas sus paredes interiores. También visitamos la plaza de la Paja y la de Neptuno, donde estaba antiguamente el David de Miguel Ángel, pasando sobre el río Arno por su famoso Puente Vechio. Después aprovechamos también para visitar al David de Miguel Ángel que ahora se encuentra en la Gallería dell´Academia. Famosa es, pero merecida fama también tiene. Hemos tomado café y hemos ido hasta la biblioteca que está en un edificio de la familia de los Medici famosa familia rica de los siglos pasados y hemos tirado la moneda por la boca del jabalí de la Plaza de la Paja. De nuevo por el puente Vechio donde a ambos lados de la calle hay carísimas joyerías y de sorpresa nos topamos con un pasacalles medieval y feria de quesos y vinos. Hemos cenado más pasta y alojado en el hotel que hemos cogido a las afueras de Florencia.
DÍA V:
De nuevo madrugón para viajar desde Florencia hasta Roma pero a media mañana hemos parado en la ciudad de Asis, un pueblo famosísimo por su basílica inmensa, de dos plantas donde están los restos de San Francismo de Asís. Además, lo que es el pueblo es todo con casas similares y calles empinadas, y para nada es una ciudad grande. Desde Asís hasta Roma y en Roma nada más llegar hemos ido a comer pues ya eran eso de las 16:00 de la tarde!. Después de comer hemos cogido un autobús turístico para hacernos un poco a la idea de la ciudad de Roma, tanto de la zona de la época romana, como de la época de Mussolini, o la de aquellos años expléndidos para Italia en el renacimiento. Hacia las 18:30 h hemos ido hacia el hotel para alojarnos. Ya hemos aprovechado para cenar en el propio hotel y después salir a callejear Roma de noche a pie durante un largo paseo que nos ha llevado por la Fontana de Trevi, con el agua que se oye caer desde varias calles atrás, pero sin sitio ni espacio para hacer siquiera una foto, allí no cabía nadie más, hemos recorrido también el Panteón, nos hemos tomado un helado italiano buenísimo y hemos seguido paseando por el centro, con muchísimo ambiente nocturno hasta regresar de nuevo al hotel.
DÍA VI:
¿Qué hemos hecho hoy? Pues hemos visitado otro país, sí, El Vaticano, en el mismo centro de Roma pero totalmente independiente de ésta y con tan sólo medio km2. Pues parte de la mañana la hemos pasado haciendo cola para conseguir entrar al Museo de El Vaticano. Con sólo la cola que hemos tenido que esperar nos podíamos hacer una idea de lo que nos esperaba ya una vez dentro. Pasillos y salas llenas de valiosísimas obras que apenas podíamos ver, es más, lo que había que hacer era estar pendiente de no desorientarse. Después de un largo recorrido por las salas hemos llegado a La Capilla Sixtina, también por supuesto llena de gente pero al menos aquí aparte de haber un gran silencio hemos podido parar un rato y disfrutar de la maravillosa obra de Miguel Ángel. Sin más, hemos pasado a la Catedral de San Pedro, y aquí sin tanto agobio hemos visto su inmensidad, dedicada prácticamente a diario al turismo. Sin mucha decoración y de mármol negro. Allí se encuentra a la vista de todos el cuerpo de Juan XXIII y en su parte inferior las urnas con restos papales. A la salida, nos encontrábamos con la grandiosa Plaza de San Pedro preparada con sillas para la celebración de la beatificación mañana de un emperador austriaco. Después de esta mañana intensa hemos ido a comer y tras la comida hemos visitado algo que a mí personalmente me ha gustado mucho por su historia y sobre todo por su gran conservación "Las Catacumbas", a las afueras de la ciudad. Perfectamente conservadas están sus tumbas y hay hasta cuatro pisos subterráneos aunque sólo abierto al turismo sus dos primeros. Lugar éste, oscuro y muy húmedo donde incluso hoy se pueden revivir los acontecimientos de 2000 años atrás. Desde Las Catacumbas, otra vez al centro de la ciudad a ver la Iglesia de Santa María La Mayor y más calles más adelante, el Moisés de Miguel Ángel. Después cena por el centro y regreso al hotel bastante agotados.
DÍA VII:
Más madrugón que hoy imposible, a las 4:30 horas y a las 5:00 horas camino de Pompeya parando a desayunar en una estación de servicio. Dos horas y media de trayecto y llegamos a Pompeya con la vista de fondo y siempre presente del Vesubio que hizo famosa a esta ciudad. Pompeya está perfectamente conservada, calles y habitaciones totalmente diseñados y cómo no, mucha gente visitándola. Después de la visita guiada por Pompeya, nos hemos dirigido hasta Nápoles, ciudad muy distinta a las demás por las que hemos estado pasando estos días atrás, vieja, descuidada y portuaria, con una galería parecida a la de Milán, una gran plaza y un castillo como principales edificios de la ciudad y por supuesto con un gran puerto desde donde hemos cogido el barco para ir durante 1 horas y 15 minutos hasta la famosa isla de Capri, una isla montañosa, verde, con agua azul cristalina y plenamente dedicada al turismo más bien de élite. Desde el puerto de Capri hasta el mirador que tiene en la parte alta de la isla hemos subido en funicular, callejeando dando un largo paseo y comiendo bajo un espléndido sol. Desde Capri de nuevo en ferry hasta Nápoles donde hemos puesto de nuevo rumbo a Roma parando antes a cenar en el pueblo de Cassino.
DÍA VIII:
Sí, es cierto que hoy regresamos a Madrid, pero es que el día de hoy no ha tenido nada que envidiara a otros, bastante intenso desde bien temprano de nuevo. A las 8:00 desayunábamos en el hotel y dejando las maletas en consigna nos hemos ido de nuevo hasta el centro para recorrer a pie todo lo que la primera tarde en Roma nos había enseñado el autobús turístico. Hemos paseado por la Plaza del Poppolo, La Plaza de España, con una gran vista desde arriba, El Quirinales, La Plaza de Venecia con su grandioso monumento dedicado a Victor Manuel II, construido por Mussolini, los restos romanos y como culmen a nuestro viaje, la joya de la corona, El Colisseo Romano!. Después ya regreso al hotel, recogida de maletas, viaje hasta el aeropuerto y de nuevo camino a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario