domingo, 20 de agosto de 2017

LA BRETAÑA FRANCESA DESDE MADRID EN COCHE EN 8 DÍAS

DÍA 1 (MADRID - BURDEOS) 

Aprovechamos a no gastar un día de vacaciones y salimos de Madrid tras acabar la jornada laboral al mediodía. Atasco a la salida y carretera A1 en marcha hasta Burgos, y de ahí a la frontera con Francia en su paso por Irún. Si no fuera por los carteles en francés y porque empiezas a pagar peajes uno tras otro, ni te das cuenta que estás en otro país. Continuamos camino hasta Burdeos, previa parada en uno de los tantos e impresionantes áreas de servicio de las carreteras francesas a cenar. Burdeos sólo es para nosotros en este viaje ciudad de paso, y por eso vamos directamente a dormir a uno de los hoteles de las afueras. 



DÍA 2 (BURDEOS - RENNES)

Salimos temprano de Burdeos dirección Rennes. Algo más de 500 km de carretera y paramos a comer en un área de servicio monstruoso de la carretera. Nos alojamos en Rennes donde establecemos por tres días nuestro campamento base y directamente nos vamos a visitar primero el pueblo de Vitré, con su pequeño pero bonito y medieval centro histórico, su catedral y sobre todo su castillo que hace a la vez de ayuntamiento. Desde Vitré nos vamos a Fougeres, más grande que el anterior y cuyo castillo se impone en lo alto. Como los días aún son largos, terminamos la tarde en el centro de Rennes cenando Galletes y Crepes tan características de la Bretaña. 




 

DÍA 3 (NORMANDÍA - LE MONT SAINT MICHEL)

Nos dirigimos en el día de hoy como primer destino a la región normanda, concretamemte a las playas del desembarco de Normandía del 6 de junio de 1944 en el llamado día D. Nuestra primera parada la hacemos en Arromanches, pueblo pequeño, en cuya playa aún se conservan los diques construidos para aquel desembarco. En el agua no parece que se bañe demasiada gente y es que los apenas 18 grados que hay, no invitan demasiado a ello. Desde Arromanches nos vamos hasta Port en Bessin, pueblo pesquero con un mirador desde el que se puede ver incluso la playa de Arromanches. Continuamos por la carretera de la costa hasta el cementerio americano enorme y perfectamente cuidado desde donde se ven además unas vistas preciosas de otra de las famosas playas del día D, Omaha beach. De camino paramos en el cementerio alemán en Le Cambe y a comer en un área de servicio y llegamos sobre las 16:00 a la guinda de todo viaje a La Bretaña, Le Mont Saint Michel. Dejamos el coche aparcado en el enorme parking que han habilitado para ello y desde donde se cogen los autobuses que luego te llevan hasta la Abadía. Estos autobuses son gratis pero bien se paga después el parking. Hemos venido a esta hora, pues habíamos previamente chequeado los horarios de la subida de la marea del día de hoy y ésta tendría su punto más alto a las 19:35 h. Así pues, llegando unas 3 horas antes hemos podido ver el avance completo del agua desde varios puntos del "islote" visitando además su abadía en lo alto desde donde se tienen sin duda las mejores vistas. El ruido de la venida del agua y ver cómo se van cubriendo zonas hasta poco antes secas, es realmente un lujo de la naturaleza. A última hora de la tarde cogemos de nuevo el autobús, pagamos el parking y recogemos nuestro coche. Paramos a cenar casi en el primer pueblo nada más salir de Saint Michel dirección Rennes, de nuevo crepes salados y dulces añadiendo hoy una buena cazuela de Moules.



  


DÍA 4 (SAINT MALO Y ALREDEDORES)

Nuestra primera parada del día nos lleva hasta el pueblo de Dol en Bretagne. Allí hay una bonita catedral que descartamos visitar por dentro al estar celebrándose un funeral en su interior. Desayunamos y damos un paseo por su calle principal. Desde aquí nos vamos hasta  el pueblo pesquero de Cancale famoso sin duda por sus ostras. A la llegada por la carretera de la costa presenciamos una marea muy baja y con el día despejado que hay hoy hasta se puede divisar el Mont Saint Michel. A Candale viene muy bien llegar a la hora del aperitivo como ha sido nuestro caso, ya que allí en uno de los puestos del puerto es típico comprar ostras por docenas a muy buen precio, y comerlas junto al mar tirando sus conchas directamente al mar. El sabor riquísimo, el precio muy bueno y el lugar para comerlas, inmejorable. Desde aquí nos marchamos hasta la ciudad medieval de Dinan donde un largo paseo por sus calles y su ambiente bien merecen la pena. Nos vamos después a la playa, por decir algo, de Dinard. Y es que playa buena tienen un rato pero a pesar del sol que hay hoy,  tenemos 18 grados de temperatura y un vientecillo frío que incluso hace que duremos muy poco tumbados en la toalla o paseando. Dejamos para el final la otra joya de la corona de todo viaje a la Bretaña, Saint Malo. Su puerto, las olas rompiendo y sobre todo su ciudad amurallada, con su ambiente de restaurantes, músicos y puestos callejeros (incluso me atrevería a decir que demasiados, pues rompen la estética de la ciudad y le quitan muchas vistas), la convierten en sin duda paso obligatorio. En el mismo Saint Malo cenamos por supuesto Moules, cada día la cazuela es más grande, y Galletes. 






              


DÍA 5 (QUIMPER Y ALREDEDORES)

Dejamos nuestro hotel de Rennes para dirigirnos hacia el oeste de la Bretaña. Se acabó el buen tiempo, y es que estaba durando demasiado. No ha parado en toda la noche de llover y así sigue durante toda la carretera hasta nuestra primera parada en Moncontour. Aquí nos encontramos con un precioso pueblo de apenas 1000 habitantes, no sólo perfectamente conservado sino también acondicionado de flores, y adornos. Desde aquí nos dirigimos a Saint Brieuc, que no nos ha llamado nada la atención sobre todo después de ver Moncontour. Y es que es más bien un pueblo grande con una catedral bonita pero poco más encanto. Dejamos atrás Saint Brieuc y continuamos por la carretera del mar hasta llegar a lo que se llama la Costa Rosa, con Perros Guirec como pueblo grande. Es claramente lugar de veraneo. Seguimos hasta Ploumanach, donde en la propia carretera te encuentras con un mirador y después un aparcamiento para iniciar desde él un recorrido por un sendero. Aquí dejamos el coche y aprovechamos para comer y recorrer el sendero y ver que realmente el reflejo del agua azul y las rocas rosadas hacen del lugar un bonito y original paisaje. Nuestro siguiente destino es Locronan. A la entrada de este pequeño pueblo se debe dejar el coche, pues todo su interior es peatonal o sólo para residentes. Bonita su antiquísima iglesia y precioso pasear por un pueblecito que tan bien ha sabido cuidar y mantener su encanto. Sus casas de piedra y sus ventanas de colores siempre con hortensias, geranios o cualquier otra variedad de flores. A pesar de la gran cantidad de turismo, el hecho de que no haya coches hacen que en él se respire además tranquilidad. Para acabar el día nos vamos hasta Quimper, donde paseamos por el centro alrededor de su inmensa catedral hasta la hora de cenar en una de sus abundantes creperies y alojarnos después en las afueras de la ciudad. 









DÍA 6 (QUIMPER - VANNES)

Amanece lloviendo en Quimper y con apenas 15 grados de temperatura en pleno agosto. Nuestro primer destino es el cercano pueblo de Concarneau. Ciudad amurallada en la que hay que dejar los coches en el parking de fuera y después pasear por el interior y su muralla desde la que se divisa el puerto de nuevo hoy con marea baja. Tras un paseo cogemos de nuevo el coche y vamos hasta Carnac, conjunto histórico de menhires. Estas lápidas funerarias milenarias en vertical, que es lo que son los menhires, hacen un alineamiento perfecto y las de Carnac se pueden ver perfectamente desde la valla exterior. Hay dos formas de ver este tipo de lugares, o bien interpretándolo como simples piedras o bien apreciando su valor histórico, cada uno a su interpretación y gusto. Lo cierto es que es lugar de visita casi obligatorio en la Bretaña, de ahí la gran cantidad de turistas que había, pero en el que nosotros hemos dado la vuelta rápido. Continuamos viaje hacia Josselin, famoso pueblo por su castillo, que al ser privado sólo se puede visitar de 2 p.m. a 6 p.m. y siempre en grupo con guía. Nos hemos unido después de comer al grupo de español de las 15:45 y antes hemos hecho tiempo paseando por el pueblo que también tiene su encanto y las vistas del castillo en pleno centro del pueblo, son verdaderamente bonitas. La visita un poco timo bajo mi punto de vista, más de 9 € por apenas ver cinco habitaciones y una guía en español cuyo nivel del idioma desde luego no era para hacer una visita guiada a nadie. Dejamos atrás Josselin con fuerte lluvia y nos dirigimos hasta el pueblecito de Rochefort en Terre, en el que también hay que dejar el coche en un parking fuera y recorrer ya sin lluvia a pie el precioso y coqueto pueblo lleno de casas de piedra perfectamente cuidadas, geranios, pozos y hasta un castillo en lo alto. Al final de la tarde llegamos a la ciudad de Vannes, en cuya catedral está enterrado el valenciano San Vicente Ferrer y cuyo centro histórico está lleno de casas medievales muy bien conservadas. Allí hemos cenado para variar crepes, la complete salada y la de sucre dulce, las más tradicionales y pensando que nuestro hotel lo habíamos cogido a las afueras de Vannes, sorpresa cuando hemos puesto la dirección en google y nos dice que está a 50 km de Vannes, dirección Josselin y que obviamente a estas horas ya no tiene cancelación gratuita. Paciencia y tranquilidad de viaje a las 22:00 de la noche y como todo error puede tener su recompensa, el nuestro sin duda lo ha tenido. A la llegada a nuestro alojamiento ya de noche y de nuevo con lluvia, primero nos metemos por error en la casa de una granja de donde salen dos señoras que nos indican que nos hemos equivocado y que el hotel es 100 m más adelante. A la llegada a Monoir Desnachez nos encontramos con un hotel que es una casa de piedra antigua, preciosa, con una decoración antigua exquisita y una habitación perfecta. Lugar magnífico para pasar la noche, que afortunadamente no vimos a tiempo para anular y disfrutamos del lugar. 







DÍA 7 (VANNES - BURDEOS)

Al levantarnos nos recibe un sol espléndido hoy y nos espera en el salón-comedor de la casa un riquísimo desayuno casero. Se comparte mesa con otros huéspedes en lo que hace del sitio, un lugar aún más familiar. Sus dos dueños atentos en todo momento. Cogemos el coche y ponemos rumbo al sur avanzando en el camino de vuelta a casa. Unas cinco horas de viaje hasta nuestro destino de hoy, las Dunas de Pilat y Arcachon. A la llegada a La Duna de Pilat, dejamos el coche en la cuneta de la carretera junto a un camping, donde está todo lleno de coches. Tras andar apenas 200 m nos encontramos ante la mayor duna del continente europeo con unos 100 m de altura de media. Puedes subirla pasito a pasito por la arena o bien hasta la mitad por unas escaleras de metal habilitadas para ello. Subir hasta la cresta cuesta más de lo que parece y al llegar arriba nos encontramos con explanada de arena hasta chocar con el mar y un fortísimo viento que hace que la arena te pegue fuerte en el cuerpo y pique. La bajada mucho más cómoda e incluso dejándote caer, arrastrar o bajarla corriendo es lo que hace la mayoría de la gente. Desde Pilat nos vamos al pueblo costero de Arcachon, lugar de veraneo, y playa sin apenas bañistas del frío que hace. Aquí cenamos moules frites y crepes dulces antes de regresar a dormir a las afueras de Burdeos sur para estar ya cerca mañana de la carretera hacia España. 








DÍA 8 (BURDEOS - MADRID)

Carretera en marcha temprano para evitar los grandes atascos franceses y de nuevo avance de km pagando peaje tras peaje. Paso de la frontera sin inmutarse y llegada a Madrid al mediodía.



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