lunes, 22 de septiembre de 2014

OKTOBERFEST DE MUNICH



Pensábamos que exageraban cuando nos recomendaban estar en el recinto ferial Theresienwiese del Oktoberfest de Munich a eso de las 8 de la mañana. Pues bien, con todo y eso, nos hemos fiado y no a las 8  pero sí a las 8:30 horas de un sábado de septiembre hemos ido allí. Nada más llegar, hemos ido directamente a hacer cola a una de las carpas mejores, en nuestro caso hemos elegido la de Paulaner. Aunque también están la Löwenbrau, la HB, la Augustiner, etc...Como decía, hemos ido a hacer cola porque ésta ya era considerable. Antes de pasar a la carpa cubierta te hacen sentarte en modo de fila en los bancos de fuera y después ya van llamando por bancos para ir pasando, este método he de decir que nos ha costado un poco entenderlo. Una vez dentro, la mayoría de las mesas tienen reserva así que lo más interesante es buscar una mesa cuya reserva sea para lo más tarde posible. Hemos conseguido una de reserva para las 5 p.m. En condiciones normales, una vez entras en la carpa puedes empezar a pedir cerveza, bueno, litros y litros de cerveza, porque en realidad es el único tamaño de jarra que te sirven. Sin embargo hoy sábado, era el día de la inauguración del Oktoberfest de este año y la tradicción dice que el primer día, hasta las 12 de la mañana que el alcalde de Munich inaugura el Oktoberfest y en cada caseta se hace también de forma representativa, sólo puedes pedir bebida sin alcohol. A partir de las 12, ha empezado la famosa imagen de l@s camarer@s portando hasta las mesas hasta 12 jarras de 1 litro de cerveza cada una, bandejas de comida típica alemana y gente cada vez más perjudicada por los efectos del alcohol cantando subida a los asientos y gritando Prost! A las 4 p.m. nos han ido largando para dejar las mesas a los de las reservas de las 5 p.m. y como conseguir ya libre una mesa sin reserva en la Paulaner ha sido imposible, nos hemos salido de la carpa. El recinto ferial rebosaba de gente, y eso que aunque ya no llovía, lo había estado haciendo toda la mañana. Entrar a otra caseta ha sido ya simplemente imposible y eso que lo hemos intentado un rato en la HB. Así que hemos paseado por el recinto ferial para despedirnos, no sin antes pasar por la que llaman la ladera de los borrachos donde la gente literalmente va a dormir la mona. He de decir que merece la pena al menos vivirlo una vez en la vida.

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