Madrugón a
las 5:00 h para coger el avión a las 7:30 h. Primero, destino a Barcelona donde
desayunamos para después, a las 11:30 h tomar un vuelo rumbo a Estambul, al
aeropuerto de la parte asiática. Desde ahí, tomamos un taxi al centro, nos
cobra 130 LT (2 LT = 1 € aprox), con pérdida del taxista por el centro incluida
y conducción temeraria también, dando incluso marcha atrás en la salida de una
autopista. Llegamos al hotel Carlton donde nos alojamos y empezamos a descubrir
que aquí la gente de inglés más bien poquito. Nuestra primera visita en
Estambul la realizamos en la parte asiática cruzando el Bósforo a través de un
barco normal de transporte que utilizan ellos (1,75 LT/persona), y que se toma
en Eminonu y llega hasta Üsküdar. Aquí caminamos por la orilla del Bósforo para
terminar viendo atardecer tomándonos un té en unas cafeterías – escaleras con
alfombras junto al río, donde la gente turca juga al ajedrez o backgamon
mientras ve atardecer tomándose un té. De nuevo vuelta a Europa y cena en uno
de los restaurantes de Puente Gálata a base de pescado, muy típico.
Desde el
hotel caminamos unos 40 minutos hasta la Mezquita Azul o Sultanahmet, y ya
empezamos a comprobar lo comercial que es Estambul. Entrar a la Mezquita Azul,
supone descalzarse, cubrirse (las mujeres) y es gratis. Por dentro monstruosa.
Desde aquí, a apenas unos metros está Sta. Sofía, más grande e impresionante si
cabe. A la salida, visitamos el Palacio de Topkapi, con grandes colecciones de
los sultanes pero sin duda lo que más merece la pena es visitar el Harem, cuya
entrada está dentro del recinto pero se paga aparte. Las vistas del Bósforo
también merecen mucho la pena desde los jardines. Comemos justo en una
cafetería a la salida del palacio. Por la tarde, vamos a El Gran Bazar, te
vuelves loco entre calles, tiendas, regateos y gente, pero sin duda es uno de
los símbolos de Estambul. Volvemos al hotel para coger una toalla y un bikini/bañador y
marcharnos andando a los baños turcos de Süleymaniye Haman, una gran relajación
para terminar un día muy intenso. De vuelta, cenamos junto al hotel en un
italiano.
TERCER DÍA
Dejamos el
hotel y tomamos el tranvía hasta Dolmabahce donde está el palacio del mismo
nombre junto al río Bósforo. Tras comprar las entradas, nos toca esperar más de
1 hora de cola, ya que las visitas son guiadas o bien en turco o bien en
inglés. El palacio en su interior es impresionante y sin duda es uno de los
lugares que no pueden dejarse de visitar en Estambul. A la salida, tomamos el
funicular hasta la plaza Taksim y la calle más transitada de Estambul, Istiklal
Cadessi, llena de tiendas, restaurantes (comemos en uno de ellos) y puestos de
zumo natural por 1 LT riquísimos. En esta calle está la Iglesia de San Antonio
y finaliza en la Torre Gálata desde donde puedes observar con una magnífica
vista, la inmensidad de ciudad que es Estambul. Cruzamos andando el Puente
Gálata, lleno de pescadores y cogemos de nuevo el barco para ir hasta la parte
asiática, allí un autobús, de nuevo conductor “suicida” y se coge cruzando
entre los carriles y los coches y hasta Gamlica Tapesi, desde una colina llena
de cafeterías donde las vistas de la ciudad son realmente increíbles más aún en
la puesta de sol, incluso se alcanza a ver el Mar Negro, lo peor, lo lejos que
está, pero te permite mientras vas en el autobús descubrir la parte menos
turística de la ciudad. De nuevo vuelta y cena en el Puente Gálata, pescado del
Mar Mármara.


CUARTO DÍA
Por la
mañana, visita a la Mezquita de Süleymaniye, después compras y vuelta al hotel
para coger maletas. Antes ya habíamos cerrado el precio con el taxista para ir
al aeropuerto (100 LT). Llegada al mismo casi 1 hora después y eso que hoy a
menos tráfico que el jueves cuando vinimos, y facturación. Comemos en el
aeropuerto y aterrizamos en Barcelona 3 horas y media después. En Barcelona
nuestro avión sufre un retraso de 3 horas, con reclamaciones
incluidas y llegamos a casa a las 2:30 horas de la mañana.
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