Día 1
Volamos desde la T1 de Barajas puntuales a las 09:45 con Ryanair y aterrizamos en el aeropuerto de Bérgamo a las 12:00. Tras la recogida de nuestro coche de alquiler, con la primera novatada del viaje, nos dirigimos en primer lugar al centro de la ciudad de Bérgamo. Digo novatada porque en la agencia del alquiler del coche nos preguntan si vamos a pasar a Suiza, les contestamos la verdad que sí, de hecho vamos a pasar sólo unas horas, y nos dice que entonces tenemos que pagar 60 € más de alquiler...Dejamos el coche a los pies de la ciudad vieja de Bérgamo, aunque también se puede dejar abajo y subir en funicular. Apenas 5 min andando desde donde hemos dejado el coche y nos encontramos en la zona alta y antigua con estilo veneciano de la ciudad de Bérgamo. Comemos en su calle principal y entramos a la Catedral, la Capilla Colleoni y a la Iglesia de Sta María la Mayor. Todo ello detrás de la Piazza Vecchia donde está el Canmpanone. Con un calor húmedo que nos hace sudar como pocas veces haciendo turismo, cogemos el coche y nos dirigimos a Lecco, en el extremo sur del lago de Como. Paseo corto junto al lago y seguimos camino por la ladera izquierda del lago parando en la playa de Onno. Se trata de playas de piedras, con el agua no excesivamente fría y las vistas preciosas del lago con sus barcos y los pueblos de la otra ladera. Para terminar el día llegamos hasta Bellagio, uno de los pueblos más atractivos del Lago Como y tras alojarnos, vamos al centro donde aprovechamos para cenar y dar una vuelta por el pueblo con unas vistas preciosas del lago.
Dia 2
Amanecemos y nos dirigimos en coche hacia el centro de Bellagio. Antes de llegar a la zona de pago de aparcamiento azul, dejamos nuestro coche en zona blanca a apenas 5 min andando del centro pues ya no sólo por no pagar el aparcamiento que también, sino por despreocuparnos de la hora. Y es que hoy, tras desayunar en Bellagio, compramos en las taquillas el ticket del blue pass con el que por 15 €/persona puedes subir y bajar de cada ferry en cualquiera de los pueblos de ambos lados del lago que están en la zona incluida en el blue pass todos a un máximo de 15 min por trayecto. Hemos ido primero a Lenno, desde aquí a Tremezzo, y desde aquí andando hasta Villa Carlota. Entre medias el imponente hotel de 5 estrellas de lujo al que todo el mundo se queda mirando. En realidad lo bonito en sí no son los pueblos si no las vistas de los mismos desde el ferry. Una vez en Villa Carlota nuestra intención era ir en ferry hasta Varenna pero como los horarios que marcan ni se entienden ni los cumplen, al ir al embarcadero nos damos cuenta de que hacen parada de mediodía y el próximo que nos cruza hasta allí no será hasta dentro de media hora, lo cual, hace que retrocedamos a Tremezzo andando y aprovechemos a comer en una de sus terrazas. Una vez el ferry ha tenido a bien venir, hemos cruzado hasta Varenne, seguramente el más bonito de todos ellos. Paseo andando junto al lago y las playitas hasta el centro con una bonita iglesia del mismo estilo arquitectónico que todas por aquí y de nuevo hoy un calor espantoso. A la vuelta al embarcadero, pues de nuevo a esperar a que venga el ferry que nos lleve hasta Bellagio pues no vale la pena mirar a que hora. Menos mal que dejamos el coche esta mañana en zona blanca sin hora, porque nuestra idea era estar de regreso en Bellagio a las 16:00 , hubiéramos puesto el ticket hasta esa hora, y hemos llegado a las 17:15 finalmente con una tormenta fugaz que no sólo no ha refrescado sino que ha dejado el ambiente más húmedo y caluroso. Bellagio y Varenne sin duda los más bonitos. Recogemos nuestro coche en Bellagio, y ponemos rumbo carretera estrecha sin perder de vista en ningún momento el lago a la ciudad que da nombre al mismo, Como. Sin duda la más grande pero quizás por eso ha perdido el encanto de pueblos más pequeños. Tras dar una vuelta, nos dirigimos hasta el funicular que nos sube hasta el pueblo de Brunate. 7 minutos de subida y llegamos arriba, pero desde aquí no es que podamos decir que las vistas de Como son maravillosas porque lo cierto es que apenas hay buenas vistas entre otras cosas por la abundante vegetación. Está bien para hacer algunas caminatas pero si es para vistas realmente merece más la pena contemplarlas durante el trayecto de subida o bajada. Desde Como nos vamos hasta Varesse para alojarnos en un hotel a las afueras.
Día 3
Tras desayunar en el hotel vamos hasta el pueblo de Orta San Giulio en el Lago di Orta. En este pueblo es Patrimonio Mundial de la Humanidad el Sacromonte, al cual nos dirigimos en primer lugar. En mi opinión, un conjunto de capillas sin más , pues hasta diría que no está si quiera demasiado cuidado. Lo que sí merece la pena es el propio pueblo de Orta al cual se accede andando tras dejar el coche en el parking de arriba. Lleno de callejuelas estrechas y estilo veneciano, al llegar a la plaza central está también el embarcadero. Aquí son muchos los "marinos" que te intentan captar para que cojas su barco que te transporte hasta la isla, pero es realmente más económico ir directamente allí mismo al embarcadero púbico de transporte nacional para hacer el mismo recorrido a menor precio. 5 minutos de trayecto, una pequeña vuelta rápida por el islote y vuelta a Orta. Recogemos el coche y nos vamos hasta Stresa, principal ciudad del Lago Maggiore, donde lo primero que hemos hecho ha sido comer. La llegada a Stresa te recibe con hoteles de lujos preciosos frente al lago. Después de comer hemos comprado los tickets para ir hasta la Isla de los Pescadores, una de las 3 islas Borromeos dentro del lago, dejando de lado La Bella y la Madre. Hay pases para las tres, para 1 ó par 2. Aquí, en la Isla de los Pescadores, también llamada Superior, nos hemos dado un baño en el lago y hemos vuelto a Stresa para coger el coche y poner rumbo a Suiza. Suiza nos recibe lloviendo nada más cruzar la frontera, cambio al paisaje alpino y llegada a Breiten, junto a la ciudad de Brig donde dormimos.
Día 4
Amanecemos en plena montaña, más altos difícil añadido a lo mucho que nos costó anoche encontrar nuestro alojamiento y es que ayer cuando llegamos era ya de noche y apenas podíamos ver los paisajes que nos rodeaban. Ponemos rumbo a Zermatt, aunque en realidad es más bien rumbo a Täsch ya que a Zermatt no se puede acceder en coche. En Täsch hemos aparcado el coche en el parking de la estación y hemos cogido el tren que en 15 minutos te lleva hasta Zermatt. Allí nos recibe con vista de fondo el inmeso Matterhorn o Cervino, según se diga en alemán o italiano respectivamente. Sin intención de hacer ruta de montaña, hemos ido hasta el funicular de Sunnegga, comprado los tickets para subir y admirar desde arriba la inmensidad de Los Alpes con el sin duda protagonista Matterhorn. A apenas 5 minutos desde la bajada del funicular andando, estamos a los pies del último de los lagos que conforman la ruta de los 5 lagos, el Stellisee. Allí nos mojamos los pies y nos quedamos un buen rato echados en el césped simplemente disfrutando del lugar, de las vistas y respirando aire puro. Bajamos a comer a Zermatt, y paseamos por su entretenida y ambientada calle principal. Vemos hasta una boda, un rebaño de ovejas pasando por pleno centro, un concierto de acordeones y por supuesto las casas de madera tan repletas de flores. Decenas de montañeros aparecen como de la nada a eso de las 5 de la tarde, vienen de sus respectivas rutas y es el momento en el que nosotros cogemos el tren de vuelta a Täsch, allí recogemos nuestro coche y ponemos rumbo a Italia de nuevo a través de la carretera de montaña Simplon Pass hasta Domodossola. El hecho de escoger esta carretera y no la autovía era principalmente por dos motivos; primero porque así evitábamos coger autovía en Suiza pues por apenas unos km en cuanto entras en autovía en suiza necesitas haber comprado la pegatina del impuesto anual y otra razón porque la carretera en sí si no tienes prisa como era nuestro caso pues es de montaña bonita, pasando un puerto. Llegamos a Domodossola, donde nos alejamos en el centro. No hemos elegido esta ciudad porque tuviera nada especial sino porque nos pillaba de paso para bajar a Milán mañana. Con todo y eso tiene un pequeño centro histórico pequeño donde está el hotel y hemos salido a cenar.
Día 5
Nos levantamos en Domodossola y tras un buenísimo desayuno en el hotel salimos destino a Milán a donde llegamos y comprobamos de primeras que los precios aquí son bastante más elevados. El centro restringido al tráfico no residencial, aparcar en la calle hasta 4 €/h cuanto más arrimados a la zona restringida y meterlo en un parking prácticamente lo mismo. Dejamos el coche en un parking subterráneo cercano al parque del Castello y caminamos por sus jardines hasta el centro y la entrada del mismo. Vuelta al calor intenso y pegajoso hoy. De ahí a la Plaza del Duomo desde cuya entrada ya se divisa la majestuosa Catedral de Milán, donde hemos ido a las taquillas a comprar los tickets para entrar sólo al Duomo. Algo de cola a la entrada, obligación de cubrirse hombros y piernas, aquí diría que lo lógico es que esto fuera para todos, pero lo cierto es que no llevan un criterio más o menos coordinado sino que más bien es a quien dentro de estos estándares les viene en gana. El Duomo por dentro una maravilla, grandioso y digno de admirar durante un buen rato. A la salida hemos ido a comer, y depués a la Galería de Enmanuelle II, y al final de la misma, La Scalla de la Ópera de Milán. Dejamos para la próxima visita a Milán sacar entradas con antelación para ir a cer La Última Cena de Leonardo da Vinci sacanfo entradas con mucha antelación, pues como hemos comprobado hoy, es la única manera de poder verlo. Desde ahí vuelta al coche, y viaje hasta e aeropuerto de Bérgamo para coger el vuelo de vuelta a Madrid con retraso.