lunes, 18 de enero de 2016

LA SELVA NEGRA Y BODENSEE EN 2 SEMANAS

DÍA I


Por cuestiones de trabajo no podemos salir de Madrid antes de las 14:00, así que la tarde la pasamos en el coche avanzando camino y haciendo km por Zaragoza, Barcelona hasta llegar a dormir a Gerona, donde cenamos y damos una vuelta. 

DIA II

Desde el principio el caminos se nos tuerce hoy un poco y es que quizás fuera un presagio de lo que ocurriría durante todo el día. Antes de pasar la frontera con Francia paramos a desayunar y echar gasolina en "La Tortuga", último área de descanso de España en el paso fronterizo por La Junquera, pero quizás la teoría de pensar que esto es mejor hacerlo en España, al final resulta peor, pues aunque el desayuno ha sido muy bueno, nos ha retrasado bastante en el viaje pues había una gran cantidad de gente y además después hemos cogido por equivocación la autopista en sentido contrario (Figueras), y hemos retrasado nuestro camino de nuevo. Un gran atasco en el paso fronterizo, por llamarlo de alguna manara pero aún lo peor estaba por llegar, el enorme atasco en las carreteras francesas, que hemos sufrido hasta Lyon, y es que si pensamos que hasta el área donde hemos comido en Lyon, llevábamos unos 500 km y eran las 16:00 h desde las 9:00 h, pues el horario no era el idóneo para llegar a tiempo a Weiler donde se encontraba nuestra casa de vacaciones. De Lyon, pasamos la frontera suiza por Ginebra, donde nos paran para pagar el impuesto de uso de sus carreteras, después Berna, Zurich, ya anocheciendo, con lluvia y cansados, continuamos hasta St. Gallen, pasamos de nuevo la frontera esta vez para llegar a Austria, en Breguenz, y por último con un túnel de 6 km a Alemania, pero ahí se lía todo de nuevo y en Lindau con una gran oscuridad, y a pesar de ser sábado sin nadie en la calle. No conseguimos dar con la carretera que nos lleve a Weiler y sin casi darnos cuenta nos metemos sin salida de nuevo en el túnel, de nuevo 6 km, de nuevo en Austria y ya son las 22:30 de la noche y habíamos quedado a las 19:00 primero y después a las 21:30 con el responsable de llaves de la casa. Así que a pasar de nuevo el túnel para llegar otra vez a Lindau. Ya en Lindau, esta vez sí, conseguimos dar con la carretera hacia Scheidegg-Weiler, una carretera ésta, con muchas curvas, muy oscura y casas muy lejos que parecía que nunca llegaríamos. Una vez en Weiler, a eso de las 23:30 de la noche, llegamos por fin pero no encontramos al responsable de llaves y parece por un momento que el coche puede ser nuestro alojamiento esta noche. Finalmente conseguimos contactar con él y por fin pasada la media noche conseguimos descansar y dormir en nuestra casa. 

DÍA III

El viaje de ayer ha debido notarse porque esta mañana nos hemos despertado casi a las 10:00 de la mañana, y entre duchas y demás preparativos pues se nos ha ido la hora, aunque tampoco era un día con demasiados planes pues ya contábamos previamente con el posible cansancio que hubiéramos acumulado en el viaje. Hemos ido hasta Lindau, y antes de pasar al centro de la ciudad hemos desayunado en una cafetería donde hemos probado la famosa Apfelstrudel. Después hemos aparcado justo antes del puente y hemos recorrido sus maravillosas calles y casas. Una bonita ciudad, en pleno lago donde veranean muchos alemanes. Lo más destacado son la iglesia católica y la protestante, así como la fachada del ayuntamiento, y los faros antiguo y nuevo. Desde Lindau, nos hemos ido hasta Wasserburg, donde lo primero que hemos hecho ha sido comer en una pizzería y después pasear por las orillas del lago y visitar la iglesia con el cementerio en su entrada. Desde Wasserburg hemos cruzado la frontera austriaca para llegar hasta Breguenz. En Austria todo algo más caro, pero las vistas igual de bonitas con el castillo en la parte alta de la ciudad de estilo medieval y la iglesia junto a la que hemos aparcado. Abandonamos Breguenz hasta Weiler de nuevo y aquí después de una ducha hemos salido a cenar pronto, hora alemana, en un restaurante italiano que es de lo poco que hay en este pequeñito pueblo. 

DÍA IV

Hoy hemos procurado madrugar y a eso de las 8:00 de la mañana hemos salido de Weiler, y es que el camino no era largo, pero visitábamos el lugar más turístico de Alemania y no queríamos tener que esperar mucha cola o quedarnos sin entrada. Unos 80 km desde donde nos alojamos hasta Füssen, donde se encuentra el Castillo de Neuschwanstein o también llamado del "rey loco. A la llegada una maravillosa vista, grandes pradera, como las que ya nos vamos acostumbrando a ver y cristalinos lagos. Al parking le ha seguido la taquilla para el pase al castillo al que hemos subido andando unos 30 minutos, aunque también se puede subir en carros de caballos y en autobús, pero creo que merece la pena hacerlo andando. Después hemos esperado hasta la hora a la que teníamos el pase (11:35), cada 5 minutos pasa un grupo, y hemos aprovechado mientras para visitar y disfrutar de las impresionantes vistas del exterior. Ya dentro, con un audio-guía, hemos recorrido las diferentes habitaciones, decoradas al estilo bizantino, aunque para lo grande que es, creo que enseñan poco. A la salida hemos bajado andando de nuevo y después de comer unas ricas salchichas junto a las taquillas, hemos subido hasta el otro castillo, que aunque por fuera es muy bonito, de color amarillo, está más descuidado y sin duda siempre bajo la sombra del Neuschwanstein. Hemos cogido el coche y hemos continuado ya camino de vuelta hacia Weiler, hasta Füssen, una bonita ciudad, con otro castillo y una calle comercial bastante concurrida. Y es que aquí el día podríamos decir que acaba sobre las 19:00 de la tarde.

  

DÍA V

El día se ha despertado con una lluvia intensa que ha continuado con intervalos durante todo el día. Para llegar a Vaduz, a unos 80 km de Weiler, teníamos que pasar las fronteras de Austria y Suiza, donde nos han pedido el pasaporte. Vaduz, como ciudad no merece la pena, pero tal vez porque se trata de otro país, Liechtenstein, pues el turismo acude a ella. Lo único verdaderamente importante es el Castillo de los Duques, al que se llega subiendo durante unos 25 minutos por empinadas cuestas, y además hoy muy mojadas. Como está habitado, no dejan visitarlo, así que en realidad es subir para ver una panorámica de la pequeña ciudad y volver a bajar. Hemos comido a las afueras de Vaduz, donde por cierto usan francos y no euros cosa que yo al menos lo desconocía. Desde Vaduz, hemos ido hasta Chur, en Suiza, donde ha sido casi imposible aparcar, y sólo con el sitio de un suizo al que le restaban 15 minutos en su aparcamiento hemos podido aprovechar para conocer un poco la ciudad. Se trata de una ciudad bastante habitada. Desde Chur, ya camino de Weiler, hemos parado en Feldkirch pero eran las 18:00, llovía y todo estaba cerrado y sin apenas gente en la calle, así que hemos cogido de nuevo el coche y vuelta a Weiler.


DÍA VI

Hoy era la excursión más larga con alrededor de 200 km hasta llegar a Innsbruck, y además con una lluvia intensa y 12 grados de temperatura. La ida la hemos hecho por la carretera de Kempten, con curvas, pero unos paisajes dignos de admirar. A la entrada a Innsbruck mucho tráfico, así que hemos tenido que aparcar junto a la universidad algo a las afueras de la ciudad, e ir andando hasta el centro. Ya en el centro, una ciudad antigua, muy conservada, con unas casas muy bien pintadas y cuidadas y por supuesto el Palacio de Sisi Emperatriz. Hemos comido en el centro comida típica austriaca. Después de comer , un paseo por sus calles típicas, tomamos café y tartas típicas. A la vuelta al coche empezó a llover bastante de nuevo. Para volver a Weiler cogimos las carreteras del sur, que aunque son unos 50 km más, es todo autopista en Austriz hasta Breguenz y pasando además un túnel de 14 km.




DÍA VII

Al despertarnos, hoy vemos por fin el sol, así que hay que aprovechar y decidimos ir a la capital de Baviera, Munich, a unos 170 km de Weiler. A la llegada a Munich aparcamos directamente en un partking privado como siempre caro, pero muy bien situado para recorrer el centro. Paseamos por la ciudad, una ciudad ésta con mucha vida, mucha gente, tiendas, vamos lo que es una gran ciudad. Vemos la catedral, la Marienplatz, donde está el Rathaus, y el centro y punto de encuentro de Munich. Justo al lado, la Wiktualienplatz, una plaza muy curiosa, llena de canicerías donde te hacen en el momento bocadillos de carne, salchichas, etc. con puestos de fruta, verduras y cientos de alemanes y turistas sentados tomando cerveza. En realidad, una plaza bastante curiosa. Hemos comido en una cervecería típica, detrás de esta plaza y hemos probado variedades de salchichas, y bebido por supuesto cerveza. Después hemos visitado la cervecería más famosa de mundo, HB (Höfbrauhaus), donde se puede comer, oir música bávara en directo y tomar cerveza de 1 litro en 1 litro. Hemos paseado por sus calles de nuevo, visitado la iglesia de San Miguel, más bonita que la propia catedral y hemos ido a recoger del parking el coche. Antes de salir de la ciudad, hemos visitado la ciudad olímpica y su nuevo estadio de fútbol, el Allianz Arena. Después vuelta a Weiler y de nuevo cena en el único lugar abierto hasta un pelín más tarde, la pizzería. 

DÍA VIII

Comienza el día con un sol espléndido, cogemos el coche y nos dirigimos hacia Konstanz a unos 100 km de Weiler, pasando por Austria, Suiza, y de nuevo Alemania.  Antes de la ciudad de Konstanz, vamos a Rechenau, una isla en el propio lago, que no sé si es que no hemos encontrado lo interesante del lugar, pero sólo hemos visto a muchas personas de todas las edades con bici paseando y casas de vacaciones, así que nos hemos ido hacia Mainau, la isla de las flores, que no era lo que esperábamos. Esperábamos encontrar una isla en el lago en la que hubiera muchas flores, pero cual nuestra sorpresa cuando al llegar nos encontramos con taquillas y para poder pasar a la isla de las flores, una especie de parque temático de flores, cobran bastante dinero. La gente realmente va allí a pasar el día entero. Eso sí, creo que más bicis hoy juntas no había visto antes en mi vida. Desde Mainau hemos ido hasta Konstanz, una ciudad grande, con mucho encanto y preciosa para pasear por sus calles llenas de tiendas y restaurantes de comida rápida. Junto a la catedral, hay ruinas que configuraban en la antigüedad una muralla. Hemos paseado también ya por la tarde por el lago donde hay una estatua que gira cada 4 minutos una vuelta y después tomamos café en una de las numerosas terrazas junto al lago. La vuelta fue pronto por que teníamos que recoger maletas para el traslado mañana. 

DÍA IX

Aprovechando el día de traslado y la despedida tempranera de Weiler hemos visitado algunos pueblos camino de Dittishausen, nuestro próximo alojamiento. La primera parada en Meersburg, uno de los pueblos más típicos y medievales junto al lago y con un antiguo castillo medieval y una noria grande junto a él. Después hemos continuado hasta Überlingen, más grande que el anterior y con un larguísimo paseo junto al lago pero menos típico. En realidad, se trata de una ciudad dedicada a los baños termales, donde además es muy difícil aparcar. Al menos hoy sábado había un mercado de frutas, verduras y por supuesto salchichas que hemos comprado para comer. Desde aquí hemos pasado a Suiza donde hemos visto las cataratas del Rin. La verdad es que después de tantos pueblos tan parecidos, ver algo diferente también merece la pena. Además es que son impresionantes, y bajas hasta casi poder tocar el agua. Desde Reinfall, así es como se llaman, hemos vuelto a Alemania y como aún no eran las 16:00 h, hora a la que recogíamos las llaves, hemos aprovechado para ir hasta Donaueschingen, fuente del nacimiento del Danubio, un palacio y poco más. Desde ahí, ya a Dittishausen, más pequeño que Weiler. Hemos ido a la oficina de turismo donde nos han dado las llaves de nuestra casa de vacaciones. Hemos dejado las maletas y para aprovechar la tarde nos hemos dirigido a Tittisee, un lugar muy turístico y con un precioso lago. Hemos comprado cerezas, lleno de puestos donde te las venden y con una pinta y sabor magníficos. En Tittisee hacía bastante frío para ser agosto y apenas pasábamos de los 12º y antes de que cerraran los centros comerciales hemos ido al supermercado a comprar comida. Aunque eran algo así como las 19:30 hemos vuelto a Tittisee, sólo unos 12 km y ya estaba vacío. Hemos cenado en un bonito restaurante junto al lago una rica bandeja de lomo ahumado y tartas de la Selva Negra que para eso estamos en la zona y ha empezado a llover intensamente, así que pronto para casa. 

DÍA X

Hoy nos hemos trasladado hasta la ciudad de Zurich. Hemos llegado al centro y hemos pateado sus calles con bonitos edificios, tres iglesias importantes con relojes admirables y paseado por orillas del río. Es una pena, porque una vez más nos hemos equivocado al visitar una ciudad grande en domingo, así que se le veía algo apagada de gente y ambiente. Por la tarde hemos ido hasta el pueblo de Schaffhausen junto a las cataratas del Rin donde paseando por sus calles se encuentran casas muy bien decoradas y pintadas como son "La Casa de los Caballeros" y "La Casa del Buey Dorado". Desde Schaffhausen hemos pasado la aduana de nuevo, donde por cierto esta mañana nos han parado y registrado y pedido pasaportes a la entrada a territorio suizo por eso de que no es Unión Europea, y ya en Alemania hemos ido hasta Villingen, un pueblo grande pero sin grandes cosas que ver, unas torres que cierran las partes peatonales de la ciudad, su iglesia y poco más. Después ya hemos ido a Dittishausen donde hemos dado una vuelta por el pueblo. 

DÍA XI

Lo primero que hemos hecho hoy ha sido ir hasta Freiburg, a unos 45km de Dittishausen. en plena Selva Negra, Freiburg tiene una preciosa catedral gótica de piedra rojiza. En el exterior, un mercadillo de frutas y verduras cubren la plaza central. Además a lo largo de toda la ciudad hay regueros de agua y en la parte peatonal, merece la pena pasear entre las numerosas tiendas y casas. Hemos comido en Freiburg, una ricas especie de tortillas y hemos continuado hasta Breisach junto a la frontera con Francia que tiene en su parte de arriba una iglesia del mismo estilo que la de Freiburg y desde la cual se puede ver el Rin con un gran caudal. Desde Breisach hasta St. Peter ya de de vuelta. Es un pueblo quizás no muy conocido pero tiene sin duda unas maravillosas vistas de los valles de la Selva Negra y una catedral que por dentro es simplemente espectacular. Hablan también de la biblioteca que alberga pero nosotros no la hemos visto. Aquí, en la plaza hemos entrado a tomar un café y tartas a una cafetería y aunque parezca increíble, eran las 17:30 y la camarera al entrar no ha dicho que sólo teníamos media hora porque iba a cerrar. Desde aquí, en la misma carretera hemos parado en St. Märgen, y desde aquí hemos acabado el día de nuevo en Tittisee que hoy a pesar del frío, hacía sol y ver el lago con el sol y la Selva Negra en sus alrededores ha sido un verdadero placer.


DÍA XII

Hoy nos hemos dirigido hacia la parte norte de Baden-Württemberg. Primero hemos parado en Tübingen, una ciudad de unos 80.000 habitantes con una bonita plaza y curiosas casas con vigas de madera perfectamente cuidadas. Desde aquí hemos ido a Stuttgart, concretamente primero hemos ido al museo de Mercedes Benz y aunque nos ha costado un poco encontrar cómo llegar hasta él, ha merecido la pena. Una vez allí hemos dejado el coche en el parking y hemos cogido un autobús gratuito que lleva a los visitantes hasta la puerta del museo dentro de lo que parece como una gran ciudad, la ciudad de Mercedes Benz. En el museo, a través de un audio-guía, todo ello gratuito también se recorre a través de los años la evolución de los coches de esta marca y de los de carrera. Están además también expuestos los coches mercedes de El Papa Pablo VI, de Raikonen, del emperador de Japón, y de otros muchos artistas de élite. Con el museo se nos ha hecho un poco tarde, así que lo primero que hemos hecho tras aparcar en el centro de la ciudad de Stuttgart ha sido comer y ya después visitar la ciudad. Se ve una ciudad grande, con mucho movimiento y ambiente. Sin embargo, sí me ha sorprendido ver más gente pidiendo en la calle que lo habitual en Alemania. Stuttgart guarda su encanto en el Altes Schloss, la Stiftskirche, Neueschloss, la enorme calle peatonal que acaba en la inmensa plaza Köningsbau Schloss, y en numerosas zonas verdes por toda la ciudad. Desde Stuttgart, ya de vuelta, en la carretera principal, hemos parado en Sindelfingen

DÍA XIII

Hoy, con un sol espléndido, hemos ido hasta lo que se puede considerar plena Selva Negra. Carretera de Tittisee y desvío hacia Triberg, donde primero hemos parado ha sido en Schönwald, pueblo típico con casas perfectamente cuidadas y con los tejados muy inclinados como ya es típico en estas zonas. Desde Schönwald, hacia las cataratas que dicen ser las más grandes de toda Alemania, las cataratas de Triberg, con una magnífica vegetación y con muchos pájaros y ardillas que acuden a los cacahuetes que la gente deja cerca del camino para poder fotografiarlas cuando vienen a comérselas. Nosotros hemos estado como 1:15 h en recorrerlas tranquilamente. Luego, ya hemos bajado al pueblo, que es muy turístico, muy comercial, donde las tiendas se llenan de relojes de cuco. Después en Schonach hemos visto el reloj de cuco más grande del mundo y la tarde la hemos pasado en Dittishausen

DÍA XIV

Hoy ha sido un día intenso pues en principio hemos ido hasta Feldberg. En el parking 1 hemos dejado el coche, y aquí ya se puede elegir, subir a la cima en telesilla, o andando por tres caminos distintos. Con el espléndido día que hacía, hemos decidido hacerlo andando por el camino de asfalto. En menos de 1 h se llega al monumento a Bismark y un poco más arriba se puede subir por poco más de 2 € a un mirador al que merece la pena subir, pues las vistas son, si hace buen día, muy interesantes. Amplios valles verdes cubiertos en sus laterales por interminables pinos. Continuando el camino se llega hasta otro mirador en 1/2 horas. Una vez allí se puede optar por cualquiera de las posibles maneras para bajar. Nosotros hemos optado por bajar por el camino más natural nos hemos adentrado en plena Selva Negra llegando al Feldsee, un maravilloso lago al que sólo se accede andando, enclavado en un valle rodeado de pinos, pues después de 1:30 h caminando desde la cima del Feldberg, hemos encontrado esta maravilla de la naturaleza y desde aquí ya era cuestión de continuar las indicaciones hasta Felbergerhof, donde habíamos dejado el coche, durante unos 2 km por empinados caminos. Hemos commido en la misma plataforma de los coches en el bar que hay junto a la salida del camino del Feldsee casi ya a la hora de cenar para los alemanes. Después de comer, hemos ido hacia Todnau y allí por 8 € hemos subido en telesilla hasta arriba desde donde se puede ver todo el pueblo de Todnau y también el monumento de Bismark de Feldberg. Nuestra última parada del día ha sido el lago Schulsee.


DÍA XV

En el último día de estancia en Alemania, hemos ido a Francia, concretamente a Estrasburgo, junto a la frontera alemana. De hecho es el propio río Rhin el que separa a ambos países. Y a pesar de estar al lado, no sé, pero de alguna forma sabes que estás en Francia, por las costumbres, las formas, el aspecto de las cosas, etc. Estrasburgo es una ciudad atravesada por canales del Rhin por el que se dan paseos en barco, con numerosas casas típicas junto a la catedral y hemos comido en el centro. Después, saliendo de la parte junto a la catedral, la ciudad cambia y pierde bastante belleza bajo mi punto de vista. Hemos cogido el coche y antes de marcharnos, hemos ido hasta los edificios de la Unión Europea, a las afueras de la ciudad, el moderno Parlamento Europeo, el cual hemos visto sin bajarnos del coche porque no está permitida la entrada. Desde Estrasburgo, hemos vuelto a Alemania y en el camino hemos parado en Gengenbach, uno de los pueblos más bonitos por los que hemos pasado que no son pocos en este viaje. Regueros de agua y casa antiguas en perfecto estado de conservación abundan en este pueblo. Con el cielo nublado pero sin lluvia, hemos tomado algo en una de las terrazas de la plaza, pero mientras tomábamos un café y a la espera de dos porciones de tarta, ha empezado una lluvia intensa con viento, así que hemos tenido que pagar deprisa el café y quedarnos sin probar las que parecían ser tan ricas tartas. Después hemos pasado por Villingen y ya vuelta a Dittishausen, donde hemos cenado en el yo diría único restaurante del pueblo Rössle.